Segunda deidad de la que hablamos en este disco en el que el contexto de la historia principal se va definiendo canción tras canción: una humanidad dominada por fuerzas superiores y despiadadas. Nyarlathotep, entre otras múltiples formas, toma la de un faraón egipcio en la obra de Lovecraft, y de esta forma nos lo hemos imaginado nosotros. En nuestra letra, Nyarlathotep ha vivido entre los humanos desde el principio de los tiempos tomando apariencias similares a las de ellos, ya que le obsesiona la humanidad. Además, ha aprovechado su poder para convertirse en una figura de autoridad y someter a los humanos. Como ha pasado entre ellos tanto tiempo, acaba volviéndose mortal. Ante su inminente muerte, la humanidad sabe que va a quedar liberada de su yugo, pero al mismo tiempo sufrirá una gran pérdida, ya que al haber estado siempre bajo su poder no conoce otra cosa. Los humanos temen la incertidumbre que les aguarda, se preguntan qué harán ahora con esa libertad que creían que ansiaban pero que en realidad les aterroriza. Tratan de advertir a Nyarlathotep, pero ya es demasiado tarde.

Esta mezcla de sentimientos entre angustia y expectación por la libertad se refleja en la obra de Erich Fromm, que también nos ha servido de inspiración, El miedo a la libertad:

« ¿Puede la libertad volverse una carga demasiado pesada para el hombre, al punto que trate de eludirla? ¿Cómo ocurre entonces que la libertad resulta para muchos una meta aislada, mientras que para otros no es más que una amenaza? ¿No existirá tal vez, junto a un deseo innato de libertad, un anhelo instintivo de sometimiento?»